martes, 6 de julio de 2010

El otro día me decían..."yo no me automedico...si le pregunté a medio mundo!"
Genial!!!!!!!!!!!!

lunes, 5 de julio de 2010

Y LA MEDIA ¿DÓNDE ESTÁ?

Que difícil empezar por algún lado cuando son tantas las emociones, las responsabilidades, las situaciones nuevas, lo desconocido, la escuela.....que lugar, para empezar a pensar, pensarse y saberse pensado. Bueno como Matías lo mejor tal vez sea el principio...
Debo reconocer que ha pesar de mis resitencias a ciertos ejercicios me encontré con otra manera de aprender y así de enseñar (solo que esto tal vez me lleve un tiempito). Haciendo, pensando la teoría desde la práctica, implicandome en ello. Mi primer sentimiento en la 903 fue...y estos que me hacen hacer????tenía que caminar por el aula, pensaba que para eso iba a hacer teatro!, luego las clases eran diferentes a lo que venía acostumbrada y así siguieron en lo que va de este año, siempre en grupo, con mucho espacio para la reflexión y con muchos momentos para contar sobre cómo nos sentimos en las prácticas. Para mí toda una experiencia!!! eran y son muchos cambios y mucha movilización de emociones...creo que esto se puso en juego a la hora de dar mis clases....que miedo!!!!!!!!!!!!creí que no iba a poder pasar por debajo del marco de la puerta que separaba el pasillo del aula. Por suerte estaba Natalia!! que a modo de objeto transicional me acompaño en esa experiencia de la primer clase. Pensaba que nunca había sentido tanta responsabilidad en mi vida, enseñar a tantos alumnos y de una manera que los convoque a la reflexión, a las ganas, que les sirva para su futuro. No sé será que me parece que la educación, los docentes, los profesores pueden influir tanto en una persona...tal vez por mi propia experiencia...
A la hora de pensar en los propósitos de las clases que dí creo que no los alcancé totalmente, obvio que con los que me siento más conforme son los que tienen que ver con los contenidos pero aquellos donde intento promover un pensamiento crítico y reflexivo o favorecer la adquisición por parte del alumno de modelos de aprendizajes diferentes, de utilidad para el armado de estrategias en su labor profesional, no considero haber podido trasmitir todo aquello que deseaba. Espero que con la práctica pueda ir armando situaciones más favorables para ello. También considero que necesitaría mucho más tiempo con los alumnos para poder transmitir ese tipo de aprendizaje.
Una de las actividades que me sirvió mucho fue la de la evaluación por parte de los alumnos, cuando la pensé creí que me estaba metiendo en algo que no estaba segura de querer saber, pero dije bueno o ahora o nunca...y realmente fue una de las mejores cosas que hice ya que recibí por parte de los alumnos una devolución muy interesante, con comentarios sobre lo que les sirvió y lo que no de las clases. Fue una experiencia muy linda...
Gracias por la compañía.


UN GRAN RECUERDO...UNA GRAN HERENCIA...
ALGO DE HISTORIA

AUTOBIOGRAFÍA ESCOLAR

Al releer la autobiografía entregada con anterioridad, me llamaron la atención varias de las referencias que hice, como así también, las que omití.

Transcribo a continuación dicha autobiografía:

“Cursé jardín, la primaria y el secundario en el mismo colegio, “San Martín de Tours” en San Fernando. Comencé jardín a los 4 años en sala blanca, luego celeste y finalmente verde. Recuerdo haber hecho muchas travesuras, zapatear en las puertas, hablar mientras leían las maestras algún cuento o quedarme en el arenero más tiempo de lo permitido. Lo que sucedía es que mi mamá trabajaba en el mismo colegio, era maestra de primaria y yo quería ir con ella. Aunque lo único que lograba era que me sacaran de la sala y me pusieran en penitencia. Pero parece que no todo lo que hacía era así, ya que en sala verde me eligieron para ser escolta de la bandera.

Ingresé en el primario y mi conducta no mejoró mucho pero a mi maestra le caía bien ya que me invitaba a su casa a tomar la leche.

De esta época recuerdo haber estado debajo de la campana todo un recreo por haber tirado ensalada de frutas. Me costó mucho aprender a leer como así también a escribir mi nombre.

De la época que cursé el secundario recuerdo que tuve profesores que me enseñaron a pensar, a tener sentido común y a entender la materia que enseñaban. Otros en cambio tomaban lección oral todas las clases y elegían según el número del día en el que estábamos y el mes (biología y psicología).

Me divertí mucho con mis compañeros y nos fuimos de viaje de egresados a Bariloche.

Terminé siendo escolta de la bandera argentina y abanderada de la papal. Mi colegio era religioso pero laico. Un suceso que todos comentamos durante mucho tiempo y que tuvo consecuencias en nosotros (los alumnos) fue que durante la primaria teníamos misa una vez a la semana dentro del horario de clase y de repente (por sexto o séptimo grado) no tuvimos más. Todos quedamos desconcertados ante este hecho para el cual no hubo palabras de explicación por parte de ningún directivo ni docente. Al terminar la secundaria me enteré que muchos habían cambiado su religión y otros como yo terminamos siendo ateos. Recién el año pasado cursando la materia “Teorías de la educación y sistema educativo argentino” le otorgué un sentido a esto que pasó y fue el contextualizar el período en el que cursé la primaria que fue el de la dictadura que finalizó junto con mi primario y con las misas (para mi gran alegría ambas cosas).

Terminado el colegio secundario hice el CBC donde tuve un grupo de compañeros con los que me divertí mucho y luego realicé la facultad donde al ser la gran mayoría materias cuatrimestrales los compañeros eran también cuatrimestrales. La enseñanza estaba más ligada a los contenidos de cada materia que a lo personal. Recién en el postgrado es donde volví a tener un contacto con los profesores más allá del contenido que debían impartir”.

Hasta ahí mi relato anterior. Ahora pienso porqué rescato los momentos donde la pasé bien, y pareciera que no me importaba lo que estudiaba. Sí, la verdad es que siempre me gustó estudiar y estudié. La respuesta que encuentro es pensar ¿porqué tengo asociado el contenido de las materias con las evaluaciones sorpresas, las lecciones diarias, etc. y las situaciones placenteras con el “no estudio”, la distracción y la vagancia…?

Deteniéndome en mis recuerdos puedo saber porque arrojé la ensalada de frutas a un compañero. Fue porque ya habíamos terminado la actividad, mi maestra estaba charlando con otra que había entrado al aula y yo estaba aburrida. Me puse a jugar. ¿Qué seguiría en su planificación, dónde quedaba yo como alumna?.

Recuerdo que mi profesora de química y de cívica no solamente me enseñaron a tener sentido común sino a darme cuenta que ya tenía sentido común y desde ahí pensar los contenidos de su materia. Recuerdo una pregunta cuando estudiábamos masa, volumen, estados de la materia (en clase de química) “si el agua hierve a 100º C ¿un litro de agua a cuanto hierve? Ahora me parece una pregunta muy tonta pero en ese momento entendí que lo más importante era pensar, y cómo pensaría esa materia y tal vez otras en las que me dieran esa posibilidad. Parafraseando a Davini: “…puede decirse que una “buena enseñanza” conduce a la reestructuración profunda de los modos de pensar, percibir y actuar”.

Muchas veces pensé en momentos como este y también en otros. Siempre consideré que mi paso por la escuela había marcado muchas de mis maneras de pensar y muchas de mis elecciones en la vida, como el haber estudiado psicología y luego el profesorado y en definitiva las ganas de seguir aprendiendo. Sé que no fue lo único, pero sí una gran parte. Jackson refiriéndose a lo que la enseñanza le había aportado, dice: “…Gracias a ella pude darme el lujo de la reflexión y la contemplación en una medida mucho mayor de la que pueden permitirse quienes se dedican a otras tareas. Despertó mi intelecto a una cantidad de asuntos que de otro modo probablemente hubiese ignorado o dejado de lado,…”.

No todos mis profesores fueron así, también estaba el profesor López de biología quien era totalmente desagradable, llegaba, se sentaba y llamaba según la cuenta que daba la suma del día más el mes (por suerte yo era Rossi y nunca llegaba la suma a mi número en la lista). O la profesora Penna…de psicología!!!. Que siempre llamaba a mi compañera de asiento porque había tenido como alumnos a dos de sus hermanos y los había padecido. Ángeles, mi amiga, ya estaba cansada de estudiar para todas las clases y yo también de que la llame siempre, hasta que un día que la llamó le dije a la profesora que porque no llamaba a otro alumno en vez de siempre a la misma que no había estudiado y que pasó… obvio que me llamó a mí. Después de ese episodio no nos molestó más.

Me pregunto ¿cuál habrá sido su estrategia didáctica para enseñar su materia?. Supongo que creer que memorizando se aprende y haciéndote sentir mal de tantos aplazos. Además, ¿que concepción tenían (tanto ella como el profesor de biología) de nosotros, sus alumnos?, parafraseando a Alliaud: “... ¿confían en los otros, en los alumnos y en sus posibilidades, en su “perfectibilidad o educabilidad”?. Sobre este aspecto, hallamos diferencias entre los que conciben a los alumnos como “seres a” apaciguar (disciplinar, aquietar, encantar) o a revivir (incentivar, motivar, despertar) para poder enseñar, y aquellos que los perciben como “seres que” discuten, piensan, resuelven problemas, proponen estrategias, etc.”. Creo que puedo separar fácilmente a mis profesores según esta clasificación.

Me pregunto que enseñanza habrán tenido estos docentes, no sé, pero no fue la de pensar en su práctica como objeto de reflexión y de acción. Tal como lo expresa Davini “Toda labor escolar y docente se concreta en la práctica social y pedagógica. Por estas razones es necesario avanzar hacia una lógica integradora de la formación que articule las múltiples dimensiones centrándose en un “objeto específico”: la práctica como objeto de reflexión y de acción…”.

En relación a la enseñanza en la universidad creo que los profesores pasaban igual que mis compañeros, cuatrimestralmente y no me dejaban casi ninguna enseñaza más que la de los libros y la sensación de que no había tiempo para pensar, para generar aprendizajes diferentes, para que las evaluaciones sean un proceso de aprendizaje por ejemplo.

Finalmente me di cuenta que había omitido en mi autobiografía, el período en el cual me encuentro, el cual se supone que me forma para ser docente…!!!. Los tiempos del aprendizaje… ir y venir, volver sobre lo ya realizado, esperar, esperarse, incorporar, asimilar, comenzar a pensar, a pensarse… en palabras de Jackson: “En suma, cuanto más pienso en mí, mismo en mi condición docente, más docente me siento. Y cuanto más docente me siento, más seguro estoy, por supuesto, de que la enseñanza me modificó, aunque continúe estando para siempre inseguro de cómo se habrá de manifestar ese cambio, ya sea en acciones, ya sea en mis prolongadas reflexiones.”

Haber vuelto sobre mi autobiografía hizo que pueda ver esa ausencia, más la presencia de algunos autores que me ayudaron a pensarla. Dice Alliaud “cuando rememoramos...hacemos algo más que traer el pasado, estamos creando, produciendo, interpretando, valorando, en fin, otorgándole significado a nuestras vivencias y experiencias...en función de quienes somos en el presente y ese simple acto nos enfrenta a nosotros mismos, a lo que somos y a lo que podríamos ser.”.